El totalitarismo tecnológico se ha instalado en China con un sofisticado aparato de censura y vigilancia de sus ciudadanos. Y lo que es peor aún, se está propagando con rapidez a otras partes del planeta No se trata de una teoría de la conspiración inspirada en las aterradoras sociedades distópicas descritas en las novelas 1984 de George Orwell y Un mundo feliz de Aldous Huxley. Hablamos de un sistema de control social real creado en el corazón de los gigantescos fabricantes de teléfonos inteligentes como Huawei, Xiaomi y ZTE y que “amenaza el futuro de la internet abierta y las perspectivas de una mayor democracia en el mundo”, indicó el informe Libertad en Internet de 2018 de la organización no gubernamental Freedom House. Para llegar a esa preocupante conclusión, unos 70 analistas escudriñaron las prácticas cibernéticas de 65 países con el 87 por ciento de los usuarios de internet del mundo.“Los controles de internet en China alcanzaron nuevos extremos en 2018 con la aplicación de la radical Ley de Ciberseguridad y la actualización de la tecnología de vigilancia”, dijo el estudio.Gracias a ese respaldo legal, la Dirección del Ciberespacio de China (CAC según sus siglas en inglés) se convierte en un “Gran Hermano” que obliga a los operadores de internet y de las redes sociales a registrar a los usuarios con sus nombres reales, a detener la transmisión de contenido bloqueado y permite que los datos de los usuarios chinos estén a la disposición inmediata del gobierno. Las innovadoras aplicaciones de reconocimiento facial que nos parecen graciosas cuando identificamos a amigos en las redes sociales, en China tienen objetivos más siniestros. El gobierno chino está usando esa tecnología para supervisar a la población musulmana Uighur, que habita en la región occidental de Xinjiang, y frustrar cualquier acción que considere perjudicial para la seguridad nacional.“Documentos filtrados y otras evidencias reveladas en agosto sugirieron que hasta un millón de musulmanes podrían estar internados en campos de concentración en Xinjiang, donde son sometidos a un proceso de reeducación con la intención de adoctrinarlos a la fuerza. Muchos de los detenidos fueron capturados por realizar actividades no violentas por internet”, advirtió el informe de Freedom House. La exportación de la distopía La meta de convertir a China en “una superpotencia cibernética” anunciada en el Congreso del Partido Comunista Chino en 2017 por el presidente Xi Jinping ya es una realidad. Multinacionales como American Airlines, Delta, Marriot y Mercedes-Benz ya han enfrentado el escrutinio chino y se han visto obligadas a acceder a sus demandas La estrategia china es efectiva porque los mecanismos de control y censura van acompañados de inversiones multimillonarias. La vigilancia de las agencias de seguridad china se expandirá con la construcción de la “Ruta de la Seda Digital”, una red de fibra óptica que unirá oriente y occidente y costará miles de millones de dólares. Los especialistas insisten en los peligros de que China fije los estándares técnicos sobre la codificación y transmisión de datos. Olvídate del Facebook Los peligros de importar prácticas totalitarias en el mundo digital están a la orden del día en China, donde la persecución de los internautas es permanente. En marzo, una chica de 19 años terminó tras las rejas por causar una estampida en un hotel Hilton luego de que ofreciera sexo gratuito en la red social Weibo.